- por Virginia Gareca (estudiante de Cs. de la Comunicación) para el Diario del Juicio
Fotografía: Mikaela Dominguez
Marta Rondoletto, es militante de
los Derechos Humanos en nuestra provincia. Su labor incansable es un ejemplo de
la lucha por la Memoria, Verdad y Justicia. Actualmente es presidenta de la
Fundación Memorias e Identidades del Tucumán. En esta ocasión, nos reunimos con
ella para conversar sobre el camino recorrido en estos años durante la
realización de los juicios de Lesa Humanidad. Logros, anhelos y proyecciones
son algunos de los temas que Marta nos relata y nos invita a pensarlos en
términos de memoria colectiva como nuestra historia.
San Lorenzo al 1600, lugar que encierra parte de la historia, lugar
donde inicia la historia que vamos y que queremos contar. La sala que da lugar
a la entrevista, es el living, con caracteristicos muebles de aquellos años,
una vitrina alta con objetos, fotos y una mesa muy especial donde posan los
reconocimientos que obtuvo Marta por su trayectoria como militante de Derechos Humanos.
Hay uno especial, es el que la emociona, “Evita Compañera”, por lo que
representa esa figura, se siente afortunada. Nos acomodamos, cada una en un
sillón y tras un suspiro reconozco ansiedad. Con palabras justas me propone el
ejercicio de dejarla atrás, que está allí para responder, que es lo que viene
haciendo y para lo que está. Con más seguridad enciendo el grabador, comenzamos
nuestra charla e inmediatamente después de la introducción explicativa del fin
de nuestra entrevista, nos aclara….
Una de las cosas que me gustaría
aclararte en primer lugar, es que en relación a esta causa específica, los
familiares de desaparecidos somos los que tenemos menos información para dar.
Información en relación a los
casos que están involucrados en la causa Villa Urquiza, porque precisamente se
trata de un caso, en el que hay muy pocos casos de desapariciones, hay algunos
casos directamente de asesinatos, producidos en la propia cárcel, entiendo, y
después la mayoría son de ex presos, es decir de personas que estuvieron
presas, que luego eventualmente las blanquearon y terminaron años estando
presos.
Por eso de alguna manera este
caso es tan importante, tanto como los otros, pero tiene la diferencia que aquí
hay muchos actores directos implicados, siendo víctimas de la represión, muy,
muy directos y que viven, que están ahí para decirlo. Ósea que la mayor
cantidad de detalles y acontecimientos, los tienen estos compañeros.
¿Cómo empezó su camino como
militante de los DDHH?
Como empecé yo la militancia de
DDHH…y yo te diría que la comienzo desde el momento que se llevan a mi familia,
si bien las desapariciones habían comenzado desde mucho antes del golpe de
Estado, en esa época yo trabajaba como periodista, sabíamos, conocíamos y
tratábamos de pasar la información y de que se cuente. Empecé a militar con
muchas limitaciones al comienzo, de ir denunciar hacer correr la voz. Yo lo que
hacía desde acá hasta que me fui eran Cartas a la CID, OEA, cartas a la
embajada española tratando de denunciar y la persona que trataba de reunirse por
esta situación era la mamá de mi cuñada y su papa también con denuncias en la
iglesia, ellos presentan los primeros habeas corpus.
Cuando salgo afuera en el 78,
empiezo a buscar otros familiares ya sean argentinos o en Bolivia y después
nosotros nos fuimos a Costa Rica, nos encontramos con otros argentinos
exiliados y empezamos a hacer toda una campaña denunciando lo que pasaba en el
país, a nivel de violación de DDHH.
Con otro compañero de Córdoba que
también estaba en Costa Rica, empezamos a tomar contacto con organizaciones de
periodistas desde ahí. Como efectivamente había exiliados argentinos en todas
partes, rápidamente en la medida que pudieron se agruparon y hacían denuncias,
y eso salía en los diarios. Entonces se empezó a hacer, trabajábamos en red
antes de que surgiera la red. El eje de esa actividad era denunciar la
represión dentro de Argentina, ahí es donde comienzo mi militancia real,
sistemática organizada con muchos contactos, desde el exilio.
Pero yo siento que mi militancia
en DDHH la hice acá, aunque hice lo otro también por supuesto, me dediqué
mientras estuve afuera, mi trabajo político fue fundamentalmente alrededor de
la denuncia del Terrorismo de Estado.
Volviendo estrictamente a los
juicios que se viene celebrando en Tucumán, el año pasado le toco participar
como querellante y testigo en la Megacausa ¿cuáles fueron las sensaciones que
sintió durante el proceso y después cuando finalizó?
Fue un trabajo de mucha
preparación llegar a ese juicio. Primero porque hacía años que veníamos
trabajando con el Arsenal Miguel de Azcuénaga con otras compañeras de
familiares, con las abogadas. Yo te diría que nosotros empezamos en el año 85,
86 porque tenemos una primera noticia de parte de dos gendarmes que decían que
efectivamente había existido un centro clandestino de detención ahí en el
Arsenal.
Era la 1º información concreta y
con testimonios, que nos confirmaban sospechas. A partir de ahí empezamos a
unir datos, más toda la información que se iba recogiendo por la comisión
investigadora de la bicameral, se empezó a trabajar de alguna manera. Uno de
los testimonios de estos gendarmes dice que efectivamente que mi papa, y mi hermano
habían estado en el Arsenal y que habían sido fusilados y arrojados a una de
las fosas.
Fueron como varios momentos y
pasó por varias vicisitudes pero una de las cuestiones que nos favoreció
grandemente fue cuando el servicio militar dejó de ser obligatorio, eso con el
hecho de no existir la conscripción, hicieron que quedaran una increíble
cantidad de infraestructuras edilicias sin hacer nada, sin ser ocupadas, ni
nada, entonces eso favoreció mucho e hizo que se pudiera avanzar más en la
investigación de alguna manera. Mientras tanto paralelamente se seguía con toda
la cuestión para que la justicia investigara y aceptara meterse a investigar en
una unidad militar. ¿Sabes cuándo logramos eso? Si no me equivoco, en el año
2005.
Uno de los parates increíbles
fueron las leyes de obediencia debida y punto final, eso fue un bajón, revertir
eso, porque nosotros seguimos adelante, movilizábamos y hacíamos quilombo en el
juzgado. Pero donde hay un fuerte impulso es cuando precisamente creo que en el
2004 se revocan esas dos leyes y se abre la posibilidad de los juicios de
nuevo. Ahí es cuando se empieza a mover
en el Federal, aportando más y más
elementos, y aceptan lo que nosotros decíamos que se permita a los grupos de
antropólogos entrar al Arsenal y ver que había ahí, que se podía hacer.
“Para mí, lo valioso de este
juicio fue precisamente eso, demostrar el plan sistemático de represión y de
asesinato, eso fue lo importante.”
Era importarte rescatar, para mí,
en el juicio, quienes eran las víctimas, para mí era muy importante decirlo en
el juicio. Contar quien era mi viejo, quien era mi mamá, quienes eran
mis hermanos, mi cuñada que hacían, que buscaban, que había hecho mi viejo durante
toda su vida incluso su pensamiento político, que era diferente al nuestro.
Respecto a los juicios que se
vienen realizando, ¿considera que la sociedad tucumana tuvo la oportunidad de
valorar, lo que significa en términos de reconstruir la historia, la memoria?
La sociedad tucumana tiene un
componente de conservadurismo de sectores tradicionales, que a eso no lo vamos a lograr mover, la prueba
evidente es que en las últimas elecciones, el bussismo recuperó votos. Nosotros como familiares, en la última
campaña de Bussi Jr., él sacó la foto de su padre a que hable, hicimos una
presentación a la justicia, diciendo que eso era enaltecer a un genocida y lo
tuvo que sacar. Pero los tipos sacaron 70.000 votos, un grupo acá, un grupo en
Yerba Buena, y varios dispersos en toda la provincia.
Lo que me preocupa, más allá de
lo que se vote a Bussi, es a veces las coincidencias con las posturas que hay
en relación a lo que proponía con otros que no lo votarían, pero que piensan
igual que Bussi. Por ejemplo la teoría de los 2 demonios y en ese sentido hay
mucha gente que sigue diciendo aquí hubo dos demonios y se está juzgando a uno
solo. Va a costar tiempo revertirlo.
Ahora, a esta altura de mi vida,
lo que nos interesa es que las nuevas generaciones tengan claro las cosas,
porque esos que piensan en la teoría de los dos demonios medio difícil
cambiarle el discurso porque ese es su pensamiento. Hay que seguir.
Hasta ahora que marcha el 10º
juicio, con todo el camino recorrido, ¿qué reflexiones tiene respecto a
objetivos logrados y que anhelo tiene que no se haya podido cumplir?
Primero que hay muchos casos aun
que deberían llegar a juicio. Hay por lo menos uno o dos Arsenales más. Está
todavía pendiente el Operativo Independencia, que será un juicio histórico porque
va a ser casi el único caso en todo el país que se ha va juzgar acciones
militares desarrolladas durante la democracia porque fue en el 75, con el
gobierno democrático vigente, poniendo la firma, dando la posibilidad y el aval
a muchas de las atrocidades que se cometió.
Entonces, desde el punto de vista
político, histórico y desde el punto de vista de los juicios y del rol que va a
desarrollar la justicia ahí, va a ser un “hito”, va a ser tan importante como
fue el primer juicio, y el primero fue importante porque fue el primero y
porque estaban todos estos cretinos vivos ahí, ahora todos los juicios
posteriores son las segundas líneas de militares que están apareciendo porque
las primeras líneas de militares se murieron..
Porque nosotros tenemos interés
en que esto se termine entre este año y el próximo en la medida en que se
pueda. Nosotros creemos que los juicios son irreversibles pero nos interesaría
que se hagan rápido, para asegurarnos que se hagan la mayor cantidad posible.
Como
militante de DDHH, ¿cómo interpelaría a la sociedad que desconoce el trabajo de
los organismos?
Yo ya no los interpelo, nosotros
hacemos y construimos, nos interesan los espacios institucionales, trabajar en
esos espacios, trabajar con diferentes recursos, acciones, desde una película,
recordatorio, una marcha, una muestra, trabajar con los periodistas, con los
centros de estudiantes de la secundaria. Ahora estamos en varios proyectos,
para trabajar la cuestión de memoria con los chicos de las escuelas de los
barrios, nos interesa eso.
Nosotros nos hemos pasado mucho
tiempo en la calle, peleándola en la calle y luego a determinadas instituciones
concretamente las instituciones militares y la justicia, con enfrentamientos
desde el punto de vista institucional y denunciándolos, bueno ahora se está en otra etapa y de alguna
manera hay que penetrar más culturalmente y de alguna manera hoy en día, entre
las diferentes organizaciones de DDHH y otras organizaciones que nos son pero
que si les preocupa esto, estamos haciendo como una especie de división de
trabajo, este hace esto, este hace esto
y se van generando estas dinámicas que le van cambiando la cabeza a la
gente, eso es lo que nos interesa.
Ahora interpelarlos, y bueno…
¿qué queras que te diga? ahí está, esto hacemos esto, y hacemos lo otro, y cada
vez hay más gente que se pliega a cosas que uno hace y que también que reciben
críticas, nosotros antes salíamos a contestar ahora ya no, ¿entendés? porque
uno pierde mucho tiempo y desgaste, no les vas a cambiar la cabeza de alguna
manera es eso también.
Es por eso que hoy en día
ponemos, por lo menos en el grupo que yo estoy, que nos organizamos en la
Fundación Memorias e Identidades del Tucumán, nos interesa esto: construir la
memoria, porque creo que es el salto cualitativo que hay que dar políticamente
hablando porque los juicios ya los tenemos asegurados porque va a ser muy
difícil que la sociedad, el sistema judicial y político pueda mirar para otro
lado. Pero la lucha cultural hay que seguirla, que es esto lo que nosotros
llamamos la construcción de las memorias, en plural.
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